La pandemia Covid19 ha hecho mucho daño. Amigos cercanos han fallecido por el virus, o por no estar vacunados, o por comorbilidades. Muchos en mi entorno se han contagiado y, en esta tercera ola que vivimos en el Perú, se escuchan voces contra la vacuna. ¿Qué es lo que dicen? Unos señalan que las vacunas son experimentales; otros señalan que no se vacunan para esperar que las vacunas mejores; otros se dejan llevar por teorías conspirativas: que las vacunas traen las muerte programada, que tienen un chip para controlar a la población y convertirla en muertos vivientes.
Hay un sector de creyentes de diversos credos que no se vacunan por motivos religiosos. He conversado con algunos de ellos para que me expliquen sus motivos y me han respondido que las vacunas son productos del demonio, que Dios los cuida y citan párrafos bíblicos que interpretan para reforzar sus prejuicios.
Lo que la ciencia médica ha constatado es que, entre los vacunados, las tasas de mortandad y gravedad han bajado drásticamente y que las vacunas protegen. Salvo dos fármacos, también experimentales, que ya se están comercializando, no existen otras soluciones para no enfermar gravemente o morir por el Covid19.
Me he vacunado apenas pude, he recibido las tres dosis de una vacuna. Con la primera dosis sentí un pequeño cansancio, con la segunda dosis la sensación de cansancio me acompañó por diez días; con la tercera en absoluto tuve malestar. No todos responden de la misma manera. Algunos hacen fiebre, o tienen malestares más fuerte u otros inconvenientes que, en el balance de costo beneficio, apuntan a que el beneficio es mayor.
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