La computadora no pertenece a mi generación. Yo trabajaba muy cómodo redactando mis trabajos de investigación y mis relatos en cuadernos grandes, luego los transcribía en máquinas de escribir y, posteriormente, venía la corrección de estilo. Corregía primero sobre las carillas y después escribía nuevamente para lograr el texto final. Era un proceso tedioso, hasta que llegaron las computadoras. Empecé con una Atari, luego llegaron las PC compatibles y mi trabajó se simplificó muchísimo, porque el Word permite corregir todas las veces que sea necesario.

Siempre realicé los trabajos de investigación apoyado por mis alumnos, la treintena de investigaciones que tengo publicadas en las diversas instituciones en las que he sido profesor guardan escrupulosamente los nombres de mis alumnos participantes. De allí que siempre tenga más de una computadora para el trabajo que realizaban mis estudiantes. De ellos aprendía. Siempre se aparecían con novedades. La pandemia ha impedido seguir con este trabajo colaborativo, pero guardo las máquinas para tiempos mejores. Yo redacto en una minicomputadora antigua que solo carga los programas elementales del Office. No necesito nada más. Muchos amigos de mi generación siguen escribiendo en cuadernos y la última transcripción la realizan en computadora. Ya hace más de veinte años que dejé de redactar manuscritos, todo lo realizo en versión digital, pero guardo mis lapiceros de tinta líquida y los cuadernos por si la nostalgia me gane alguna vez.

Gabriel Niezen Matos

Escritor y realizador audiovisual.


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Gabriel Niezen Matos

Escritor y realizador audiovisual.

1 comentario

Jerico · 25 de febrero de 2022 a las 10:52

Deberiamos volver a la antiguedad para algunas cosas… De hecho la tecnologia no ayuda a muchos jovenes… Lapiz y papel te hacen mas conciente

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